En la ciudad de Oaxaca, las festividades del Día de los Muertos comienzan una semana antes del 1 y 2 de noviembre. Es la fiesta más expresiva y de mayor tradición, un ejemplo de armoniosa relación entre el cristianismo y las tradiciones prehispánicas que todavía pueden encontrase en este estado mexicano.
Ataviados como médicos, jueces, profesores, jugadores de tenis y prostitutas, las calaveras se dedican a todo tipo de actividades bailando, bebiendo, cantando y rezando.
Cada profesión inimaginable está representada en las alegres comparsas, los pasatiempos son burlescos y, por descontado, los mexicanos ven un esqueleto como algo divertido y agradable, en lugar de un espectro espeluznante y aterrador.
Nacido en Barcelona y premiado con numerosos galardones nacionales e internacionales como el Humanity Photo Award de la Unesco en tres ocasiones y el Premio Canon-Europa de la OMS. Posee cinco distinciones Fotopres...
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